4

Hugo estaba confuso por la marcha de la familia Martel, si bien su madre no le había dado mucha información acerca del porqué de su marcha a otro país. El día siguiente de que supiera que la familia Martel se iba a Holanda, Hugo, al llegar a casa del colegio, vio a su madre apresurada metiendo alguno de los libros de Lázaro en unas cajas.
-Hola mama, ¿Por qué estas metiendo los libros de papa en esas cajas?- dijo Hugo.
-Emmm...para que no cojan polvo- dijo María con cierto nerviosismo. Esa respuesta no le valía a Hugo. Pese a su corta edad, sabía cuando pasaba algo y cuando no. Aún así, Hugo prefirió tantear a su madre en vez de hacerle una pregunta más directa.
-¡Que raro! Esos libros siempre han estado ahí y nunca te has preocupado por el polvo- dijo Hugo, nervioso de la provocación de haber dicho a su madre que su preocupación por el polvo no era muy excesiva hasta ahora.
-Ya, pero…hasta ahora no había visto como estaban-dijo María, que estaba tan nerviosa que ni se había dado cuenta del comentario de su hijo- Hugo, será mejor que subas a tu habitación hasta que venga tu padre y cenemos…, puedes leer uno de tus libros para hacer tiempo.
Hugo no comprendió que le ocurría a su madre, porqué estaba tan nerviosa, pero aun así, se dio cuenta que su madre estaba muy ocupada como para atenderle en ese momento, así que lo mejor sería ir a su habitación y entretenerse con algo.

5

Lázaro llegó más pronto de lo común a casa. Hugo había estado toda la tarde en la ventana de su habitación que daba a la calle principal, esperando que viniese su padre. Se había dado cuenta que ese día no solo su madre estaba rara. Desde la ventana, Hugo pudo ver personas que actuaban de un modo diferente a lo que Hugo acostumbraba a ver desde esa ventana.
Para él, mirar por la ventana era una muy buena afición cuando estaba aburrido. La casa de la familia se situaba en una zona muy bonita de la ciudad y su ventana justo daba a la calle principal, donde había mucho movimiento durante el día. Ese movimiento era lo único que se mantenía en ese momento, pero la gente no paseaba sin prisas por la gran calle, sino que caminaban como si se avecinara una gran tormenta y la gente se apresuraba por ir a sus hogares para salvaguardarse del agua.

6

-Es todo lo que he podido coger del despacho-dijo Lázaro mientras tosía por la falta de respiración.- Solo son libros y algún otro documento, lo demás…lo he dejado allí.
-¿Has comentado a alguien algo?- le susurro María con aparente preocupación.
-No. ¿Está ya todo preparado?-dijo Lázaro mientras recobraba un poco la normalidad bebiendo un vaso de agua.
-Si…casi todo. Nunca hay tiempo suficiente para irse de una casa sin dejar ningún rastro. Tenemos que hablar con Hugo- dijo María con un semblante serio, en contraste de su alegría normal.
-Hablaré con él, y saldremos de España esta misma noche-dijo preocupado Lázaro, nervioso por la nueva situación que sobrevenía.